Mauricio Reyes Posada
Siempre he dicho que Muñoz es un tipo solapado y retrechero de esos que tiran la piedra y esconden la mano y si no me creen engañados por lo bueno que aparenta ser el mosquita muerta con su perfecta sonrisa Pepsodent de oreja a oreja a todas horas se lo pruebo con la trastada que me hizo cuando el nuevo profesor de literatura universal un enano macrocefálico de pelo negro domesticado con brillantina y oloroso a pachulí barato de aeropuerto contratado quién sabe dónde para llenar el hueco del profesor Manrique nuestro director de curso el que cantaba y bailaba como mico en costurero con nosotros en las excursiones tan cuarto él y tan justo él sobre todo para calificar pero seguro cansado de repetir hasta la saciedad como un loro mojado la misma retahíla resolvió darse de baja él y claro les tocó conseguir a la topa tolondra y de carreras un enano Incompetente macrocefálico de pelo negro domesticado con brillantina y oloroso a pachulí barato de aeropuerto sin pensar en nosotros los de último año pues al parecer para las directivas del colegio literatura universal es un costura como cívica o canto por no decir religión o gimnasia y no materia de verdad verdad digamos álgebra o física donde los problemas son tangibles y tienen solución y por eso no les importa improvisar un fulano zutano o mengano sacado del cubilete de la rectoría y pagarle cualquier bicoca para que nos dicte literatura universal a los de once como el tal profesor Cervantes un músico de tercera él un paquetaco de nada él porque aunque parezca mentira no se le dio cinco centavos decirnos en clase que dizque Lope de Vega escribió El avaro y como lo repitió con tanta convicción y seguridad todo el curso se lo tragó entero y yo atrás en mi pupitre procesando ¿es cierto lo que acabo de oír? y si le digo la verdad ¿se molestará? ¿o por el contrario me felicitará con palmaditas en el hombro y me pondrá de ejemplo ante el curso por sido tan amable de corregirlo? Y claro señores un lapsus involuntario lo tiene cualquiera les ido disculpas no me explico fíjense que esas cosas pasan pero como el seño profesor Cervantes de literatura universal no decía ni mu ni esta boca es mía ni nada y mis compañeros de curso tampoco decían ni mu ni esta boca es mía ni nada no me aguanté más el taco y lo solté con el menor número de palabras para no pasar de sabiondo Profesor Cervantes no fue Lope de Vega quien escribió El avaro fue Molière pero el señor profesor Cervantes experto en literatura universal reaccionó como si le hubiera mentado la madre y comenzó a gritarme con su voz de flauta destemplada y medio maricona ¿cómo se atreve usted a contradecirme delante de sus compañeros haciéndome quedar en ridículo? si estaba parado él en la tarima profesoral dictando clase de literatura universal no era por improvisación sino porque con mucho esfuerzo se había preparado y quemado las pestañas él noches enteras hasta el amanecer aterido él en las heladas madrugadas bogotanas él estudiando literatura universal él para enseñarla él a unos adolescentes privilegiados nosotros que pierden el tiempo sentados ustedes frente a la televisión de basura y se la pasan jugando sin parar como autistas juegos ridículos donde matan a todo el mundo o se lo comen a uno sin ninguna caridad cristiana como si fuéramos galletas pero la ignorancia es atrevida y con esa cháchara dicha a trompicones mientras se le escurrían las babas no me dejó decirle que mi materia preferida era literatura universal y que en mi casa no teníamos televisión ni juegos ridículos donde matan a todo el mundo o se lo comen a uno sin caridad cristiana como si fuéramos galletas pero en cambio mis papás eran unos lectores apasionados con una biblioteca de tres mil volúmenes la mayoría de literatura universal y mi mamá era maestra experta en ciencias sociales escribía versos clandestino y los escondía en los cajones del armario debajo de su ropa y también comedias ligeras que representábamos disfrazados con mis primos durante las novenas de navidad delante de la familia apeñuscada en la sala mientras comíamos natilla fresca con palitos de canela y buñuelos mantecosos en forma de bola y ajiaco con pollo y alcaparras para todos el veinticuatro mientras quemábamos pólvora Mariposa comprada en las casetas de Chapinero después de los rezos vespertinos porque en esa época en Bogotá sí se podía quemar pólvora y disfrutar de sus dulces olores y hacer pesebres con lama verdadera recogida del monte camino a La Calera en costales de fique y no en estos tiempos absurdos donde ponen trenes eléctricos y artificios plásticos de distintos tamaños sin ninguna proporción ni gusto en los pesebres de pacotilla y gozábamos entonces recuerdo locos pirómanos con el estruendo de los totes azules reventados contra el suelo y la lluvia de luces de los volcanes gigantes y la explosión sonora de los voladores de pueblo y las prodigiosas rodachinas creando ilusiones ópticas y las velas romanas calientes en la mano con sus bolas de fuego lanzadas al vacío y los peligrosos globos de papel elevados con mechas de estopa empapadas de petróleo surcando los cielos negros y estrellados de diciembre y también en la casa recuerdo después de las comidas en la sobremesa teníamos por costumbre hablar durante horas de libros y autores y mi hermano mayor hacía teatro en un grupo del centro en los sótanos de la avenida Jiménez con séptima y montaba obras clásicas él y por eso sabía de las comedias europeas y le había oído hablar de El avaro de Molière donde inmortalizó al desgraciado de Harpagón como el avaro más avaro de todos los avaros del mundo pero va uno a ver qué pasa con este colegio y por el contrario a casi nadie le interesa la literatura universal porque supuestamente no les sirve para nada a los futuros ingenieros, economistas, administradores o médicos en que esperan convertirse y basta aprenderse de memoria quién escribió qué para pasar el examen final de literatura universal así sea raspando con el mísero tres pero al día siguiente nadie recuerda ni los títulos de las obras ni los temas ni sus autores y lo grave fue supongo haberlo corregido en público pues el profesor Cervantes experto en literatura universal sintió que lo estaba haciendo quedar como un culo pero ¿cómo iba yo a dejar pasar una burrada del tamaño de la plaza de Bolívar? ¿Acaso Marco Polo descubrió América? eso no me lo iba a perdonar a mí mismo y entonces se me vino bufando paranoico él hasta la última fila y me dio la impresión de que no venía él con buenas intenciones sino con muy malas a pegarme un reglazo él en las manos o un coscorrón con los nudillos de sus dedos huesudos en la cabeza como usaban los curas en la primaria y para protegerme de tales amenazas pues no me parecía ni pedagógicas ni saludables ni merecidas ni nada me cubrí la cara con los antebrazos cruzados al modo de los boxeadores profesionales pero cuando llegó a mí el profesor Cervantes experto en literatura universal no se atrevió a tocarme ni un pelo menos mal lo sospechó él pues yo ya estaba decidido a devolverle una trompada directo a la mandíbula y como es un mequetrefe debilucho flacuchento langaruto y para rematar de manos minúsculas uno se siente con derecho a enfrentársele de igual a igual pero en vez de pegarme él en uso de sus poderes disciplinarios y magistrales se limitó a gritarme sudoroso y con los ojos inyectados en sangre que los maestros como él son unos apóstoles dedicados por vocación divina a la enseñanza y el catecismo dice clarito que la primera de las obras de misericordia es enseñar al que no sabe y si nos dijo que Lope de Vega escribió El avaro así es y lo tenemos que aceptar por respeto a su autoridad y al principio de jerarquía y entonces usted señor por irrespetuoso por impertinente por atrevido por grosero por descarado etcétera etcétera una runfla de adjetivos calificativos en fila india destinados a sepultarme bajo el peso agobiante de palabras tan rebuscadas debe abandonar este salón ya mismo y dejarles el campo libre a sus compañeros que sí quieren aprender literatura universal y blablablá mientras proseguía la cantaleta hueca que me entraba por un oído y me salía por el otro me puse de pie frente a mis veinticuatro compañeros quienes seguían callados con los labios cosidos como si le importara un comino quién escribió El avaro si fue García Márquez o san Luis Gonzaga o el bendito padre Astete pero al fin y al cabo entre profesores y alumnos la pelea es de toche con guayaba madura y el que manda manda y a la hora de la verdad nadie se mete a ayudar pero salí con una sensación de triunfo en la cabeza pues Molière escribió El avaro de eso no tengo duda y yo iba a quedar bien parado al final por tener el valor de decírselo en la cara al señor profesor Cervantes experto en literatura universal y en mi casa me apoyarían ya veía yo sentados a mis viejos en la rectoría del colegio orgullosas ellos revelándole al rector la embarrada del profesor Cervantes de literatura universal y con estas cavilaciones pendejas atravesé el pasillo por entre los pupitres mudos hasta llegar a la puerta del salón y después de unos segundos para mí eternos agrandados por el silencio reinante me devolví y le dije que no se imaginara él que se iba a salir con la suya pero él me respondió tirándome el borrador de tiza con más rabia que tino y por tener más rabia que tino el lanzamiento le salió desviado ni para esos sirve el profesor experto en literatura universal y no llegó a golpearme pues el proyectil pasó zumbando rumbo al patio y en ese preciso instante cuando ya cerraba la puerta hacia el exilio vi al marica de Muñoz con su sonrisa Pepsodent afuera del salón rascándose la cabeza como si tuviera piojos mientras masticaba chicle de bomba como gringo adolescente y fumando Pielroja sin filtro tan tranquilo como el indio Pielroja del paquete mientras tocaban campana para el recreo de media mañana pues había llegado tarde él y no quiso entrar a clase de literatura universal con el señor profesor Cervantes y cuando le conté lo que nos dijo en clase sobre El avaro, Muñoz se puso iracundo y para que este profesor de quinta se dé cuenta de quiénes somos nosotros comenzó a tirar piedras por el basculante de la ventana y después de una buena tanda de piedras de distinto calibre sintió un ruido sospechoso en la puerta y previendo lo peor se escondió de un salto certero como de gato espantado detrás de la pared lateral de modo que cuando salió el profesor Cervantes experto en literatura universal a comprobar quién tiraba las piedras me vio sólo a mí sentado en las escalinatas y para él en ese momento qué Lope de Vega ni qué Molière ni qué carajo lo único cierto era la presencia incómoda de un alumno violento ahí afuera atacándolo a piedra y entonces dejó de dictar la clase de literatura universal el señor profesor Cervantes y se fue directo al edificio principal a buscar al director de disciplina un viejo alemán rígido como una carrilera con quien volvió a los pocos minutos rojos de la ira los dos el director de disciplina y el profesor experto en literatura universal con las piedras en la mano poniéndomelas en las narices la evidencia suma la prueba reina el cuerpo del delito y ya frente a mí el director de disciplina sin saludarme me soltó un regalo mitad alemán mitad no sé qué algo así como #$@%&%&%&*@=!&®€ y me ordenó sin más protocolos entrar al salón y guardar mis pertenencias en absoluto silencio no le admito ninguna explicación que me fuera expulsado hasta nueva orden y dele con el temita de la autoridad incuestionable y mientras me imponía el castigo con su autoridad incuestionable divisé al güevón de Muñoz asomado a la puerta mirándome con su cara de yo no fui y su insufrible sonrisa Pepsodent de oreja a oreja y no sé por qué por un instante pensé que iba a decir la verdad él pero como no decía nada él ni yo tampoco podía abrir la boca para no pasar por sapo en el curso con los ojos le reclamé oiga Muñoz no sea gallina diga carajo quién tiró las piedras y le mantuve la mirada unos minutos a ver si confesaba él pero ya dije que Muñoz es un tipo solapado y retrechero de esos que tiran la piedra y esconden la mano y no sólo se quedó mudo y taimado sino que dando media vuelta con su sonrisa Pepsodent el muy hipócrita salió a conversar con los del curso como si no hubiera pasado nada y yo me quedé entonces dueño de su culpa y de su cobardía y de su sonrisa Pepsodent y adiós a mi sabiduría literaria y a los elogios por haber tenido el valor de corregir al profesor Cervantes experto en literatura universal en plena clase y mientras me marchaba a mi casa a expiar el delito imaginario con el morral a las espaldas pensé que la tal medida disciplinaria más que un castigo era un premio merecido por mi sabiduría y por haber sido capaz de corregir en público al señor profesor Cervantes experto en literatura universal pues tendría tiempo además para leer El avaro de Molière y otras comedias de Molière aunque por lo pronto para los efectos académicos y conveniencia personal al resolver los futuros exámenes de literatura universal con el profesor Cervantes experto en literatura universal concluí que Lope de Vega fue quien escribió El avaro pero conste que lo digo aquí entre nos y con el perdón de Molière a quien imagino revolcándose en su tumba vociferando gruesos improperios en francés antiguo contra el profesor Cervantes experto en literatura universal quien estará revisando a estas horas en la biblioteca del colegio los últimos textos editados de literatura universal para luego de quemarse las pestañas leyéndolos confrontar un dilema insoluble él al no saber qué hacer él con sus nuevos conocimientos de literatura universal adquiridos en esos últimos textos editados y consultados por él en la biblioteca del colegio y para no saber tampoco qué hacer con su alumno ni con su propia conciencia si la tiene él luego de descubrir en esos últimos textos editados de literatura universal y leídos por él en la biblioteca del colegio que no fue Lope de Vega quien escribió El avaro sino Jean-Baptiste Poquelin más conocido como Molière a quien debo ocho días de lectura en premio por un delito imaginario y se lo cuento para que vean por qué no resultó malo tirarle piedras al profesor de literatura universal y por qué siempre he dicho que Muñoz es uno de esos tipos solapados y retrecheros que tiran la piedra y esconden la mano y por qué no quiero que en mi colegio nunca jamás puedan tildarme de sapo.
MAURICIO REYES POSADA
(Bogotá, 1947) Abogado de la Universidad Javeriana, dedicado al ejercicio profesional y a la docencia. Ganador del Concurso Nacional de Cuento Ónix en 1971. Autor del libro de cuentos Casimiro mire Casimiro (Villegas Editores, 2001), Pensamiento político de los sofistas y Discursos dispersos.
El anterior cuento corresponde al primer puesto del Concurso de Cuento Bogotá Capital Mundial del Libro 2008, organizado por la revista Número y publicado por la misma bajo el título Los que cuentan